Ya estamos muy cerca de celebrar El Día de los Muertos y yo ya estoy más que lista poniendo mi altar con las fotos de mis familiares y amigos queridos que ya no están con nosotros.
El Día de los Muertos es una celebración mexicana que se lleva a cabo los días uno (1) y dos (2) de noviembre. El día primero, celebramos a los niños que ya han fallecido y al siguiente día a todos los demás. El origen es una mezcla de costumbre de los pueblos indígenas antes de la llegada de los españoles, combinada con tradiciones católicas. Es muy interesante. En México, ponemos altares en nuestras casas, visitamos los cementerios, llevamos flores, rezamos, comemos y hasta cantamos.
Los elementos de un altar son: los retratos de los difuntos, las flores amarillas y anaranjadas de cempasuchil (Mexican marigold), comida y bebidas que los difuntos disfrutaban, objetos personales si aún los tenemos, una cruz, un vaso de agua, un copal , calaveras de azúcar, papel picado y el pan de muerto.
Para esta fecha, yo disfruto preparar tamales y hornear pan de muerto, a mi familia y a mis amigos les encantan. En Canadá, invito a amigos a que traigan fotos también, las ponemos en mi altar y nos tomamos un tequila para brindar por los que ya no están.
Estos días son muy especiales pues recordamos con mucho cariño a todos los que fueron importantes en nuestras vidas. Yo tengo fotos de mi tatarabuelita Veva (my grandmother’s grandmother) que falleció cuando yo tenía 10 años, ay mi abuelita, ella era todo un personaje, ella falleció a la edad de 90 años; ella siempre se levantaba muy temprano de su hamaca, preparaba un café de olla sabrosísimo y el pan dulce nunca podía faltar para acompañarlo, yo tomaba mi café con leche cuando pasaba el fin de semana con ella. También tengo fotos de mi bisabuelita Irene y bisabuelo Zaragoza (my grandmother’s mother), Ella también preparaba un café delicioso y muchos platillos típicos, ¡ella tuvo 10 hijos! Yo estoy agradecida porque mi familia en México es muy numerosa y ¡siempre tengo alguien con quien platicar! Muy especiales, por supuesto, son las fotos de mis abuelitos, Oscar, Isabel, Nelly y Rafael; de ellos solo conocí a Oscar, él era encantador, siempre compraba flores, las gardenias eran sus favoritas y nos las regalaba a mi mamá y a mí.
En mi altar no pueden faltar las fotos de mis suegros, los padres de mi esposo; de otros familiares, amigos e incluso Thunder, nuestro labrador amarillo que ya ladra en el cielo. ¡La lista es larga!